La doctora Natalia Sánchez Neila despeja las dudas sobre la exposición solar en este artículo
Con la llegada del verano, es habitual lucir bronceado. A día de hoy está de moda y mientras nuestras abuelas hacían lo imposible por protegerse del sol a toda costa, en nuestro época, “estar moreno” aumenta la percepción de belleza. Pero entonces, ¿es bueno tomar el sol? Muchos pacientes me preguntan acerca de la exposición solar y la fotoprotección, y en este post voy a intentar responder a vuestras dudas más habituales.
- «Mi dermatólogo me ha recomendado tomar el sol»
Sí, los dermatólogos también prescribimos “sol”. De hecho, en invierno, cuando la radiación solar es de menor intensidad, tenemos cabinas que lo administran de forma artificial. La radiación solar tiene un efecto antiinflamatorio local que es muy beneficioso en enfermedades como la psoriasis y en algunos casos de dermatitis atópica.
- «Mi dermatólogo me ha recomendado evitar la exposición solar»
También. Existen determinadas patologías como el lupus o la erupción solar polimorfa, que se desencadenan con la exposición solar.
- «Yo nunca me pongo al sol doctora, no sé por qué me dice que estas manchas son del sol»
En España, el índice de irradiación solar es muy alto. Recibimos sol durante todo el año y eso, con el paso acumulativo de los años, daña la piel. La radiación solar atraviesa las nubes por lo que podemos quemarnos incluso los días nublados. No debemos dejar de aplicar fotoprotector en invierno o en los días nublados. Además, pueden utilizarse gorros, gafas y sombreros, que complementan sin sustituir los filtros solares.
- «Pues a mí me dicen que el sol es maravilloso, porque te sube el ánimo y hace que sintetices vitamina D»
Cierto. La exposición solar estimula la producción de endorfinas, que hacen que nos sintamos de buen humor. La vitamina D se ingiere en parte con algunos alimentos y además nuestra piel es capaz de producirla gracias a la acción de la luz solar. La capacidad de síntesis de vitamina D depende de la persona y de su edad.
- «Pues a mí me han dicho que es malísimo, que puedes tener cáncer de piel en el futuro»
Es uno de los efectos dañinos a largo plazo. Incluso aunque no lleguemos a quemarnos, el bronceado es un mecanismo de defensa de la piel ante la agresión que supone una radiación solar excesiva. La exposición solar crónica se relaciona con la aparición de cáncer de piel como el basocelular o el espinocelular. Las quemaduras solares se relacionan con el melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso. Además, el sol produce las antiestéticas manchas y arrugas. Siempre les digo a mis pacientes que la mejor crema antiarrugas es un buen protector solar.
- «Entonces, ¿es bueno tomar el sol?»
Todo depende de cómo se realice. Si tomamos el sol, siempre deberemos evitar las horas centrales del día (desde las 12:00 hasta las 17:00 aproximadamente) y nunca llegaremos al extremo de quemarnos. En determinadas patologías, tu dermatólogo te recomendará cómo debes exponerte al sol. En cuanto al posible déficit de Vitamina D, siempre es más fácil un aporte exógeno si fuera necesario que un daño solar acumulado.
- «No me gusta aplicarme crema para el sol, me salen granitos y me escuece la piel»
No todos los fotoprotectores son válidos para todos los tipos de piel. Existen fotoprotectores para pieles grasas, para deportistas, para pieles sensibles… Consulta a tu dermatólogo si te ocurren algunos de estos problemas.
- «A mí no me gusta echarme crema porque me deja la piel pringosa. ¿No hay otra solución?»
La cosmética de los fotoprotectores ha avanzado mucho. Existen fotoprotectores en spray que son perfectos para las pieles con mucho vello. También hay presentaciones en barra, que se aconsejan para deportistas ya que no suelen producir picor en los ojos. Han aparecido hace algunos años los fotoprotectores con “tacto seda” cuya base de formulación es una silicona que tras aplicarlo, la sensación es de “no llevar nada”. Además, los fotoprotectores orales, basados en una combinación de antioxidantes complementan, sin sustituir, a la fotoprotección tópica. Los gorros, gafas, sombreros y ropa con factor de protección también son útiles en las superficies que están cubiertos por ellos.
- «Utilizo un protector solar resistente al agua por lo que no lo renuevo aunque vaya a estar todo el día en la playa»
Muchos de los fotoprotectores son “water resistant”, lo que significa que tras la inmersión en el agua permanece gran parte del producto. No obstante, cuando nos secamos con la toalla también se elimina parte del mismo. Lo ideal es aplicarlo media hora antes de salir de casa y posteriormente renovarlo cada 2 horas.
- «Y los niños… Mi hijo está todo el día jugando en la piscina y no se deja aplicar el fotoprotector»
La fotoprotección en la infancia es fundamental. El 80% de la radiación solar que recibiremos a lo largo de la vida, se producirá antes de los 20 años. Por eso es imprescindible educar a nuestros pequeños en hábitos saludables. Los menores de 6 meses no deben exponerse al sol directamente y los menores de 3 años con mucha precaución. Deberemos utilizar filtros adaptados para la edad pediátrica.
A la vista de todo lo anterior, es importante que disfrutemos del sol siempre con precaución. La piel tiene memoria y un comportamiento irresponsable ahora puede traernos consecuencias en el futuro.