El golpe de calor es un riesgo sanitario a tener muy en cuenta, ya que es un trastorno que puede derivar en el fallo de la función de varios órganos internos debido al aumento excesivo de la temperatura dentro del cuerpo, produciendo en los casos más extremos incluso la muerte.
Pero, ¿qué es y por qué se produce un golpe de calor?
La temperatura ideal en nuestro organismo debe rondar los 37 grados centígrados; si por cualquier razón sobrepasa los 40 grados y el cuerpo es incapaz de eliminar el exceso de calor, nuestro sistema nervioso comienza a alterarse.
Los ancianos con una patología previa son el colectivo con mayor riesgo de sufrir un golpe de calor; el aumento de la temperatura puede agravar síntomas de sus enfermedades y desencadenar un riesgo importante. Del mismo modo, los menores son un importante grupo de riesgo: un niño que se deshidrata no puede sudar lo suficiente como para enfriar su cuerpo, y su temperatura corporal se puede elevar hasta provocar el golpe de calor. En un bebé, esto puede traducirse en síntomas de letargia y pérdida de conciencia. El niño puede dar la impresión de estar dormido cuando en realidad está muy grave
Sin embargo, también se puede hablar de un golpe de calor ‘activo’, que es el que afecta a los jóvenes que practican deporte sin entrenamiento o protección. La producción interna de calor que el cuerpo no está acostumbrado a regular, junto con el aumento de la temperatura ambiental, puede producirles hipertermia.
Consejos para evitar el golpe de calor
- Evita la exposición al sol en las horas centrales del día (de 12 a 17 horas) y, en general, evita exposiciones prolongadas o dormirte al sol.
- Si notas cansancio o mareo, retírate a un lugar fresco o ventilado y aflójate la ropa.
- Cúbrete adecuadamente la piel, la cabeza y los ojos con ropa, sombreros o gorros y gafas de sol. Esto te ayudará a prevenir tanto los golpes de calor como las quemaduras.
- Consume abundantemente agua, líquidos y bebidas isotónicas. Evita las comidas pesadas de difícil digestión que hacen aumentar la temperatura interna.
- Lleva ropa ligera que permita la transpiración, el principal mecanismo de refrigeración de nuestro cuerpo.
- Presta especial atención a los ancianos y niños. En concreto, los niños menores de tres años no deben exponerse al sol.
En caso de golpe de calor, traslada a la persona afectada a un lugar a la sombra. Colócala en posición tumbada con la espalda recta y las piernas levantadas, para favorecer la circulación de la sangre. Humedécele el rostro con una esponja o paño húmedo, pero no le des de beber si se encuentra inconsciente porque podrías ahogarla, y avisa a los servicios médicos.