Nuestra especialista el Psicología Infantil, Susana González Sabino, aborda las posibilidades, pros y contras de que nuestros hijos participen en un campamento de verano.
Terminando el curso escolar y con la vista puesta en el verano, la conciliación de la vida familiar y laboral y las dudas que afloran a las figuras paternas sobre la mejor elección de actividades y ocupaciones para sus hijos nos lleva a realizarnos una pregunta sobre una de las prácticas más extendidas en la época estival. ¿Es una buena elección inscribir a nuestros hijos en un campamento de verano? La pregunta tiene un amplio y variado espectro de respuestas, pues depende de las particularidades del mismo y de las características individuales de los niños.
Desde la Psicología Infantil, los campamentos de verano presentan muchas ventajas, pero hay que saber elegir el adecuado para nuestro hijo/a en función de su edad y de las motivaciones que le promueven a la aceptación, pues no todos los campamentos son iguales, así como no todos los niños son iguales, y por consiguiente no todos aceptan asistir. De igual manera, dudaremos si creemos que nuestro hijo/a no es lo suficientemente autónomo, tiene una corta edad o es la primera vez que pensamos embarcarnos en esta aventura.
Podemos encontrar opciones de campamentos muy variadas: los matutinos, los nocturnos donde nuestros hijos pernoctan fuera de casa, deportivos, multi-aventuras, de idiomas, nacionales, extranjeros, etc… pero independientemente de las tipologías, todos ellos poseen ciertos aspectos (siempre y cuando sea un entorno relajado y positivo) que ofrecen experiencias únicas y positivas que los menores disfrutarán y vivirán óptimamente para su desarrollo personal y emocional:
- La convivencia de nuestros hijos con sus iguales durante los días que dura el campamento, facilitará la socialización y adaptación al entorno desarrollando habilidades sociales y valores esenciales para la vida como el trabajo en equipo y el cooperativismo, el sentimiento de grupo y de compañerismo tan importante en la infancia (y por supuesto en la adolescencia), conocerán el sentido de la responsabilidad, de la independencia y la autonomía (aprenden a tomar decisiones que normalmente son cargo de los padres), permitiendo todo ello una mejora significativa en su autoestima y en la seguridad de sí mismos.
- La relación diaria y continua con el grupo les precisa la puesta en marcha de habilidades de comunicación que les beneficia en su aprendizaje de generación de relaciones adecuadas.
- Pese a que el objetivo primordial es el disfrute y expansión de los menores, ello no exime del seguimiento de una rutina y un orden diario que creará hábitos saludables que incorporarán en su vida diaria.
- Por otro lado, están en contacto y conviven con personas o ideas que pueden ser diferentes a las suyas habituales (distintas razas, creencias o costumbres), lo que promueve un incremento en la tolerancia y el respeto a los diferentes colectivos, compartiendo diversión y experiencias nuevas y agradables.
- El aprendizaje adquirido en los campamentos suele ser de carácter práctico, lo que lo diferencia del carácter teórico impartido por los colegios, y por tanto influye en la rapidez de adquisición de los conocimientos y en su permanencia a más largo plazo.
No olvidemos que nuestra responsabilidad como padres es asegurarnos que nuestros niños estén bajo la supervisión de profesionales competentes que velen y se preocupen por su seguridad y su bienestar. Lo más adecuado es obtener la mayor información posible sobre el centro y después valorarlo en casa en común con sus hijos de la forma más natural posible.
No obstante, podemos encontrarnos con inconvenientes cuando no se elige el campamento adecuado para nuestros hijos, cuando la dependencia materna es profusa, o es la primera vez que se separa de los padres, en cuyo caso, es recomendable elegir campamentos donde no se pernocte fuera de casa o si es así que la duración no sea de muchos días, para prevenir que el campamento se convierta en una experiencia negativa al cual no quieran regresar en futuras veces. De igual modo, tenemos que tener precaución con la exigencia o imposición de asistencia al campamento, pues un campamento debería ser una actividad de ocio y no una obligación.