En lo profesional…
- ¿Cómo decidió dedicarse a la Psicología? ¿Tenía claro que quería ser psicólogo desde el principio?
En mi caso, es muy vocacional. En algún momento dudé entre Arqueología y Psicología, porque me apasiona buscar, desenterrar, desenmarañar, investigar… pero decidí hacerlo en el interior de la mente humana, en vez de en la arena de un desierto (risas). Puedo decir que soy de los afortunados que aman su profesión.
- En su área se habla mucho de corrientes o modelos de trabajo. ¿Usted sigue alguno en concreto?
Soy muy ecléctico. Me gusta diseñar terapias muy personalizadas para cada paciente, y para ello elijo las herramientas y tecnologías de cada modelo, que mejor se ajuste a cada patología y a cada persona. Para mí, es un error encasillarse en una corriente e intentar adaptar al paciente a esa corriente. Es como intentar ponerle unos zapatos que no son de su número, los resultados suelen ser molestos y dolorosos.
- Hace años ir a una consulta de psicología estaba en ocasiones estigmatizado. ¿Sigue habiendo reparo a la hora de visitar un psicólogo?
Lamentablemente sí. Aunque es cierto que cada vez menos, porque cada vez hay más compromiso de todos los profesionales sanitarios para dar a conocer la labor del psicólogo, y así evitar el peregrinar del paciente de una consulta a otra. Esto es algo que en Eborasalud se hace muy bien, me refiero a tratar a los pacientes de manera multidisciplinar. También hay que reconocer, que no es fácil abrir tu interior a otra persona que no conoces, aunque la mayoría de los pacientes al final de la terapia dicen algo como “debería haber venido antes”.
- Su labor está destinada a todo el segmento de la población, desde menores a ancianos. ¿Hay algún grupo que prevalezca en su consulta?
Efectivamente trato a cualquier paciente, independientemente de su edad o condición. Si bien es cierto, que en Eborasalud, tengo el honor de dirigir a un magnífico equipo de psicólogos, especialistas en áreas específicas, como infantil, trastornos del desarrollo, psicogerontología o psicooncología, con los que trabajo de manera conjunta para el tratamiento más eficiente del paciente. También tengo la suerte de trabajar junto al Dr. Montes, un magnífico psiquiatra, que complementa la atención en salud mental del Centro.
- ¿Cómo cambian las necesidades según la edad del paciente?
Cuando el paciente es un niño, normalmente acuden a consulta por problemas en el desarrollo lingüístico, afectivo o cognitivo. En ese caso, si es necesario, se realizada una evaluación e intervención multidisciplinar de Psicología educativa, Psicología infantil, Logopedia y Terapia ocupacional. Cuando el paciente es adolescente, normalmente acude “arrastrado” por los padres, por problemas de conducta, consumo de drogas, académicos o adaptativos. Aquí se realiza una intervención a dos bandas entre el Psicólogo educativo y el Psicólogo que trabajará emoción y conducta. En el caso de los adultos, nos encontramos con patologías clínicas como depresión, ansiedad o rasgos patológicos de personalidad. El tratamiento en estos casos es la terapia con un solo terapeuta y la intervención del Psiquiatra. En el caso de los mayores, el tratamiento va más enfocado a la neuropsicología y la terapia ocupacional, para intentar mantener o mejorar el grado de independencia y de satisfacción con la vida de estos pacientes.
- Anímenos a visitarle. ¿Cómo inicia sus sesiones con los pacientes? ¿La empatía y cercanía es básica en su trabajo?
Independientemente del paciente, mi posición siempre va a ser de admiración incondicional y de simpatía. Entendiendo la admiración, como un “detenerse a mirar al otro con atención” y la simpatía como escuchar “sin pathos”, es decir, sin juzgar. Sólo así se puede llegar al interior de los demás.
- Un psicólogo es…. defínalo.
Un traductor, un intérprete, un guía, un escolta. La estructura temporal que sujeta algo que se tambalea hasta que puede sostenerse sólo.
En lo personal…
- ¿Le gusta la lectura? ¿Se decanta por novelas, ensayos, poesía o… libros de psicología?
Me encanta la lectura. Intento sacar al menos una o dos horas al día para estudiar sobre mi profesión, y en los momentos de ocio, disfruto con la novela histórica. Cualquier libro de Manfredi me encanta.
- Cuando busca un momento de relax… ¿dónde escapa?
A cualquier lugar donde haya naturaleza, donde se vea verde, agua y vida. Si puedo juntar tres o cuatro días, me apasiona viajar a Escocia.
- Defina a Hugo, sin pensar en el psicólogo
Soy entusiasta de casi todo y optimista por naturaleza.
- ¿Cómo le gusta que le recuerden sus amigos?
Como un faro. Como una referencia fija a la que acudir, aunque el mar de la vida esté revuelto.
- ¿Cómo se ve en un futuro? ¿Ser psicólogo es una impronta para toda la vida?
Si, sin duda. Como decía antes, amo mi profesión, y espero tener la suerte de desempeñarla toda mi vida profesional. Si no, siempre puedo dedicarme a la arqueología (risas).